top of page

¿CÓMO ME GUSTARÍA ENVEJECER? Pues, sin enfermedades y sin depender de otras personas... ¿ES POSIBLE?

Actualizado: 4 feb 2024

Cuando sobrepasamos la barrera de los 40 años, empezamos a vislumbrar como será nuestra vejez. ¿Estaremos diabéticos, hipertensos, obesos, achacosos, minusválidos?


O, por el contrario, ¿Estaremos disfrutando de nuestros últimos años divirtiéndonos con nuestras familias, con nuestros hobbies y haciendo los viajes que nos faltan hacer, sanos, productivos e independientes?




El futuro es impredecible, pero hacer cosas en el presente si es predecible.


La desidia es nuestro principal enemigo. "Disfruta hoy, que no se sabe lo que pasará mañana", es un lema que se escucha a menudo.


¿Cuántos no ahorran cuando están jóvenes, y luego se arrepienten cuando están ancianos?


¿Recuerdan la fábula de la cigarra y la hormiga? La cigarra se la pasaba cantando y ocioseando todo el verano, tildando de tonta a la trabajadora hormiga, que construía su madriguera y almacenaba comida bajo el calor sofocante. Al llegar el invierno, ya saben lo que pasó.


Muchos no cuidan su salud cuando están jóvenes. Comida chatarra, amanecidas, usando drogas recreativas, pasando todo el día sentado o echado, viendo películas, series o redes sociales, etc.


Es increíble todo lo que nuestro cuerpo resiste. Cuando tenemos menos de 30 años, parecemos indestructibles. Pero tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe.

El inicio de las enfermedades crónicas. Un proceso lento y progresivo.


Es tan insidioso, que no nos damos cuenta hasta que es tarde.


Entre los 30 a 40 años...


Entre los treinta y cuarenta años, empezamos a engordar un poco, nada grave. Y también nos damos cuenta de que nos cansamos más.


¡Esta es la edad ideal para prevenir enfermedades! Pero, como aún nos "sentimos jóvenes", seguimos con los malos hábitos.


Entre los 40 y 50 años...


Entre los cuarenta y cincuenta años, ya el sobrepeso es evidente. "Así es la vida", nos engañamos. "Todo el mundo engorda con la edad".


Pero ya no te sientes muy bien. Te cansas cada vez más, ya no duermes muy bien, tienes problemas estomacales, a veces estás con mareos, tienes molestias en el cuello o en la cintura.


Acudes al chequeo médico, y, además del sobrepeso, te empezarán a "encontrar cosas": "Su nivel de glucosa está un poco alta", "Su colesterol esta ligeramente elevado", "Su presión arterial está en el límite superior", "Tiene gastritis crónica", "Presenta contracturas musculares".


Como no es nada grave, algunos médicos te recetarán medicamentos en forma preventiva. Otros médicos, más sensatos, te dirán lo que tiene que hacer: Alimentarse mejor, hacer ejercicio regular, dormir mejor evitando la televisión y el smartphone de noche.


Pero, "como no es nada grave", no harás caso, o te engañas diciendo que "la próxima semana inicio mi dieta y ejercicios". Y, claro, no vas a dejar de ver tus series favoritas ni usar tu teléfono inteligente.


Entre los 50 y 60 años...


Entre los cincuenta y sesenta años, los chequeos médicos ya te detectan varios trastornos: "Su glucosa está elevada, tiene pre-diabetes: Tiene que tomar metformina". "Su colesterol y triglicéridos están elevados: Tiene que tomar medicamentos para bajares". "Su presión está elevada: Tiene que tomar antihipertensivos". "Su gastritis está avanzada: Tiene que tomar antiácidos". "Su insomnio está agravándose: Tiene que tomar ansiolíticos". "El dolor que tiene es por las contracturas: Tiene que tomar analgésicos y relajantes musculares"... Etcétera, etcétera, etcétera.


"¿Es grave, Doctor?", preguntas. "La verdad que no", te responde el médico. "Tome sus medicamentos regularmente y estará bien".


"¡Uuuffff, qué alivio!" piensas, o lo dices en voz alta, para calmarte tú mismo.


Pero los medicamentos, no te van a curar, solo controlan TEMPORALMENTE el problema.


Los medicamentos funcionan, ¡De maravilla! Acudes a nuevos chequeos, y todo está dentro de lo normal. "¡Genial!", piensas.


El problema es que, al estar "tus niveles normales" sigues con los malos hábitos: Comes mal, no haces ejercicio, no descansas bien por estar chequeando tu bendito teléfono inteligente de "última generación".


Si tuvieras fiebre alta, y le dan medicamentos para bajarla, no estarías tranquilo, ¿Verdad? Se necesita buscar la causa que originó la fiebre y atacar el problema de fondo para poder curarte. Pero no haces lo mismo con la gordura, la presión alta, la glucosa alta, el ardor y malestar estomacal, la dificultad para dormir, el dolor de cuello o de espalda... Solo tomas calmantes, suplementos o "vitaminas" para aliviar los síntomas, pero sigues sin atacar el problema de fondo.


Entre los 60 y 70 años...


Llegas ya a edad de jubilarte, ¡Bravo! ¡Te mereces descansar! La mayoría dejamos de trabajar entre los sesenta y setenta años. "¡A disfrutas de la vida!" pensamos.


Pero te haces tus chequeos, y vienen las malas noticias: "Ya tienes diabetes, las pastillas de metformina no son suficientes, tiene que empezar a inyectarte insulina", "Sus arterias están con aterosclerosis, va a tener que operarse de by-pass o de un stent", "Su presión está muy elevada, va a tener que tomar varios medicamentos para controlarla", "Tiene úlceras estomacales, vamos a tener que hacer biopsias", "tiene insomnio severo, tiene que tomar sedantes más potentes", "tiene su columna y articulaciones con artrosis avanzada, va a tener que operarse".


Eso, si tienes suerte.


Porque a algunos les detectan cáncer, cirrosis hepática, enfermedad de Parkinson o Alzheimer. Allí sí que estás fregado.


Bye, bye, dinero de mi jubilación, tengo que gastarme todo en mis tratamientos médicos.


Todos estos tratamientos son PALIATIVOS, porque solo controlan la enfermedad por un tiempo.


Después de los 70 a 80 años...


Llegó la vejez. Entre los setenta y ochenta años, las complicaciones de las enfermedades son evidentes.


La diabetes lleva a ceguera, amputaciones, insuficiencia renal, daños de los nervios.


Las enfermedades cardiovasculares te llevan a los infartos y te mueres de un paro cardiaco o un derrame cerebral. Si tienes suerte, sobrevives, pero con muchas limitaciones.


Los trastornos gastrointestinales evitan que puedas comer con normalidad, tienes vinagreras, indigestión, dolor de estómago, estreñimiento, hemorroides.


Las alteraciones del sueño y los medicamentos que tomas para poder dormir hacen que estés obnubilado y mareado todo el día. Te duermes en cualquier sitio. No puedes mantener una conversación. No recuerdas las cosas.


Los desgastes de la columna y articulaciones te dan dolores insoportables, necesitas ayuda para caminar, para levantarte de la cama, para vestirte, para asearte. Tienes fracturas por la osteoporosis, y te deforman la columna o tienen que operarte para ponerte una prótesis.


"¡Pastillas, pastillas, pastillas! Una tras otra. ¡Operaciones! ¿De nuevo? ¿De dónde voy a sacar plata? Tengo que vender mi casa". Y piensas: "¡Qué injusta es la vida!"

Lo más triste es que TODO SE PUDO EVITAR.


Lo ideal es empezar entre los 30 a 50 años, pero aún a los 60 o 70 años puedes lograr revertir muchas enfermedades crónicas, si es que tienes la asesoría adecuada.


Inclusive, aún después de los 70 años puedes mejorar. Al menos, lograrás vivir mejor tus últimos años.


¿CÓMO EVITARLO?


No es con pastillas, inyecciones, suplementos nutricionales, tratamientos regenerativos, operaciones, ni soluciones mágicas.


En realidad, es muy sencillo. Es tan sencillo que LA MAYORÍA NO LO HACE.


"COMER BIEN, HACER EJERCICIO, SUEÑO REPARADOR Y PAZ MENTAL".

La mejoría no es inmediata, todo el mundo quiere que en uno o dos meses sentir los cambios. POR ESO DEJAN DE HACERLO, porque "no sienten nada".


Así como estas enfermedades crónicas demoran treinta o cuarenta años en manifestarse, los buenos hábitos también requieren tiempo en lograr el efecto opuesto.


A los tres meses ya empiezas a "sentir algo". Alos seis meses lo notas "un poco más". Al año ya es evidente que estás mejorando. A los dos años es indudable los beneficios: Muchos revierten sus enfermedades y dejan de tomar pastillas, evitan los procedimientos costosos y se salvan de las cirugías riesgosas.


Entenderán por qué la industria alimentaria, la industria farmacéutica, y la industria de las clínicas médicas no están interesadas en estas formas de tratamiento. NO SE GANA DINERO CON ELLO.


La clave para mejorar: Tener paciencia.


Nosotros recomendamos un programa por etapas:


  • 1 mes. Inducción.

  • 2 meses. Inicio.

  • 3 meses. Reforzamiento.

  • 6 meses. Mantenimiento.

  • 12 meses. Consolidación.


A partir de allí, ¡Ya estás encaminado! UNA VIDA PLENA Y SALUDABLE.


Comments


Contáctanos

Jr. Manuel Del Pino 110 - Piso 4 - Urb. Santa Beatriz

Lima (Cuadra 14 Av. Arenales) - Perú

Volver arriba

Instituto Nakazato es la Unidad de Investigación y Desarrollo de

Logo Cedomuh - Borde redondeado.png

Consultorios Especializados en el Dolor Muscular y del Hueso

Contáctanos

bottom of page